Salmos 47: 6-9 (RV60) “Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia. Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono. Los príncipes de los pueblos se reunieron Como pueblo del Dios de Abraham.”

“Quien canta, sus males espanta” es un refrán muy conocido, que fue recogido por Miguel de Cervantes en la obra Don Quijote de la Mancha. Lo que recomienda este refrán es que las adversidades deben enfrentarse con humor, que aún en los tiempos malos, debemos tener buena actitud.

Mucho tiempo antes, la biblia ya nos invitaba a cantar alabanzas para vencer nuestros miedos y pasiones, o para manifestar nuestras alegrías y tristezas; tanto así que el pueblo judío poseía un cancionero por excelencia, el libro de los Salmos. Ese libro maravilloso que contiene cantos y poemas; el amor entre Dios y sus hijos expresados en alabanza, será nuestra inspiración durante esta semana en cada devocional que te compartiremos.

Cuando cantamos a nuestro Señor, reconocemos que estamos agradecidas, que tenemos total confianza en Él y que tenemos gozo suficiente aún en nuestras mayores pruebas.

En muchas ocasiones al estar alabándolo, he experimentado una nueva revelación de su grandeza, su infinito poder y amor para mí; sinceramente, eso me conmueve mucho y me llena de paz porque me hace sentir segura.

No se trata de solo cantar, más bien se trata de sintonizar nuestro corazón con el del Padre, es dedicarle una canción de amor que nos alegre y afirme.

Un corazón alegre es la mejor medicina para el alma cuerpo: Así lo dice la biblia. Proverbios 15:13-15 (RV60) “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”.

No podemos evitar vivir situaciones difíciles, como la enfermedad de nuestro cuerpo, pero la palabra dice que, si nos afligimos, nuestros días serán más difíciles de llevar; pues, un ánimo triste deprime a todo el cuerpo. Mi deseo es que esta palabra nos motive a vivir este y todos los días con la actitud correcta, la que agrada a Dios, la que espera ser sorprendida por el bien y la misericordia del Padre.

Mientras esperamos debemos decir siempre: “Todo lo que tenga vida, todo lo que respire debe alabar a Dios.”

«Salmo 150:3-6 (RV60) “Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.”

Oración: Amado Padre, me acerco a ti este día, y pongo a un lado mis problemas, me dedico a decirte cuánta gratitud hay en mi corazón por lo que has hecho en mi vida, y por lo que harás. Recibe esta alabanza desde lo más profundo de mi corazón… (Cántale tu canción, esa que sólo es para Él…).