¡Tú eres una corona espléndida!

Jul 15, 2024 | Amor, Devocional, Jesus, Mujer | 0 Comentarios

“Serás en la mano del Señor como una corona esplendorosa, como una diadema real en la palma de tu Dios”. Isaías 62:3 (NVI).

A la ciudad de Jerusalén se le estaba profetizando lo que llegaría a ser su futuro en las manos de Dios. El profeta Isaías les está profetizando esperanza, confianza, gloria y esplendor. De forma figurada; dice, será una mujer desposada por Dios.

La corona ha sido considerada desde la época antigua como un ornamento utilizado en la cabeza de las autoridades religiosas, militares, o reales, como distinción de poder. Las monarquías europeas tienen coronas, diademas, y tiaras muy lujosas.  Algunas están hechas de oro puro, y están adornadas por una inmensa cantidad de piedras preciosas. Entre las piedras que se pueden hallar están, zafiros, turmalinas, amatistas, topacios, diamantes, perlas, esmeraldas, rubíes, entre otras.

Impresionan por su belleza, valor monetario e histórico. Todas ellas representan dignidad, poder, distinción y honor.

El Rey del universo, la jerarquía más sublime y más alta, te dice que tú eres una corona esplendorosa adornada de diamantes y piedras preciosas, que te da valor y honor. Este es un privilegio tan glorioso por quién lo otorga. Las monarquías terrenales heredan la corona; sin embargo, Dios ha decido considerarnos como coronas y diademas por pura elección y amor. Es  intenso y asombroso pensar en lo que somos en la mano de Jehová.

Por la influencia de nuestros familiares y amistades, tenemos un concepto equivocado de lo que somos y el valor que tenemos. El pecado y el enemigo nos desvalorizan, esto hace que tengamos una idea superficial de lo apreciadas que somos para el Señor.

Además de ser una joya preciosa en las manos de Dios, nos dice que:

“Ya no te llamarán «Abandonada» ni a tu tierra la llamarán «Devastada»; sino que serás llamada «Mi deleite», tu tierra se llamará «Mi esposa»; porque el Señor se deleitará en ti y tu tierra tendrá esposo.” Isaías 62:4 (NVI).

Oremos: Señor te ruego que ilumines mi corazón para poder entender lo valiosa que soy en tus manos, que mi confianza esté en Tu poder de transformar mi vida, de darme dignidad, honor, y un futuro esperanzador, de acuerdo con tu rica y gloriosa herencia, deléitate en bendecirme, en el nombre de Jesús, amén.

 

 

 

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