Dulces sueños

Ago 22, 2024 | Amor, Devocional, Mujer | 0 Comentarios

Tiempo de Paz (Serie)

“Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene” Salmo 3:5 (NIV).

En una etapa de mi vida de grandes cambios hormonales, tuve alteraciones del sueño, e intentaba de diferentes formas conciliar y poder descansar, sin lograrlo en algunos días. En otras ocasiones, la causa era demasiada actividad en mi mente, con bombardeos de pensamientos sobre las circunstancias que atravesaba, situaciones que habían acontecido durante el día y me preocupaba por lograr dormir, ya que si no descansaba no rendiría al día siguiente.

Algunas de nosotras dormimos seis, siete horas, y otras menos, o más. Lo cierto es que el Señor creó el sueño, ese período de inconsciencia durante el cual el cerebro permanece sumamente activo. El sueño es un hermoso tiempo para renovarnos física y mentalmente, es una parte importante de la vida. Dios lo creó para recargarnos para el día siguiente, y como una oportunidad para descansar, esencial para una buena salud. Nos ayuda a mantener un buen estado de ánimo y a estar alerta. En la biblia se habla de las veces en que el Señor espiritualmente habló en sueños  a unos líderes como José, David, y Pablo revelando los tiempos y designios del Señor. Dios desea hacerlo contigo también.

En la Palabra nos dice que Él nunca duerme, Él siempre está a tu lado cuidándote, renovando tu mente en los sueños. Salmos 121:4-5 “Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.El Señor es quien te cuida; eSeñor es tu sombra a tu mano derecha.” (NVI).

Cuando tu duermes, el Señor actúa:

1º. Nos guarda, nos cuida, nos da la seguridad de Su protección para que podamos descansar, vigila nuestros sueños, y permite que tengamos paz al irnos a dormir.

2º. En la noche El trabaja y prepara nuestra mente para enfrentar las circunstancias del día siguiente. Proverbios 3:24 (NTV) Puedes irte a dormir sin miedo; te acostarás y dormirás profundamente.

Amada mujer, es importante que entregues tus sueños al Señor cada día, al finalizar tu jornada, suelta en manos de Dios todo lo que te inquieta, las circunstancias, las actividades de tu día, Él está atento a escuchar aún los latidos de tu corazón, y está siempre a tu lado, cuidándote, guardándote, protegiéndote, renovándote y dándote el descanso y la tranquilidad que necesitas. Recuerda: mientras duermes El Padre celestial está obrando en tu vida, ¡¡¡Jamás duerme ni se adormece el que cuida de ti!!!

 

 

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