Tiempo de Paz (Serie)

“Jesús contestó: “Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Amójimo como a ti mismo”. Mateo 22: 37-39 (NTV).

En esta época se están realizando los juegos olímpicos en París, cada competidor tiene la misión de llegar a la meta, para lo que se preparan entrenando fuertemente. con todo el esfuerzo, y empeño, para representar a su país, cuentan con el apoyo de sus familias, entrenadores, y médicos que están pendientes de su estado físico, todo para impulsarlos a alcanzar el objetivo.

Similarmente sucede en la vida de cada mujer. Nosotras nos preparamos para nuestros diferentes roles y responsabilidades, correr hacia nuestra meta, y permanecer en el camino que es Cristo. La gran diferencia entre los atletas y nosotras radica en que estos son muy cuidados para que cumplan con su propósito y ellos también asumen la responsabilidad de cuidar su bienestar y su cuerpo.

Pero deseo detenerme a pensar en ti que lees o escuchas estos devocionales de Belleza de Mujer. Basándome en la palabra del mandamiento de Mateo 22:37-39 te pregunto ¿te amas a ti misma? Amar es una decisión, es ternura, es buscar tu bienestar físico, emocional y espiritual.

Hace poco, me encontraba disfrutando de la compañía de uno de mis hijos que es muy amoroso y contundente en su hablar, y a menudo me hace reflexionar. Recuerdo que me sentía sobrecargada con mil cosas por hacer, y mi hijo me dijo “Madrecita, haces demasiadas cosas en el día, te ocupas de todos, y estás pendiente de muchas situaciones, y a veces dejas lo importante en segundo plano”, a lo que respondí: ¿Qué he dejado de hacer?, continúo diciéndome: “¿y qué de ti?” Justificándome que todo lo hago por amor, el cuidado de mi madre, el esposo, los tres hijos, trabajo, ministerio, amigos. Mi hijo continúo diciéndome, “Necesitas descansar, ocuparte de ti, de lo que sientes, piensas, de tus anhelos, deseos, gustos”.

Esta conversación me sacudió, me quebró el alma, y tomé la decisión de empezar a aplicar esta Palabra, a entender que para amar al otro primero debo buscar mi amor propio. ¡Yo importo! Y hoy te invito a decirte a ti misma ¡¡¡Yo importo!!!, te sentirás liberada. He podido observar la reacción de las personas a las que siempre les decía que SI a todo, y ahora que he empezado a decir NO se sorprenden, pero he decido poner límites por mi bienestar.

Amada mujer, hoy quiero confrontarte y preguntarte ¿Te amas a ti misma con esa tenacidad, cuidado, autoestima, despojo, buscando el bienestar como lo haces por otros?  Hoy quiero recordarte que alguien te ama y está pendiente de ti. Ese es Dios, Tu Padre Celestial, ¡¡¡Eres su Hija!!!! tú le importas.

Tu padre celestial te ama profundamente, te conoce desde antes de formarte en el vientre, eres su tesoro, eres su creación admirable, eres valiente, eres embajadora, Su representante.

El Señor te conoce perfectamente, eres valiosa, eres la joya más preciosa del universo, no eres un error, fuiste creada para grandes propósitos eternos, vales la sangre de Cristo en la cruz, mereces tener la paz que solo Jesús te puede dar, mereces refugiarte, descansar en los brazos de tu Padre Dios, regocijarte en su presencia, y decir: “Él me ama profundamente, quiero corresponder amando su Obra maestra: ¡¡¡que soy yo!!!”.

Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22: 37-39 (NTV).