Salmos 118:17: “No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH.” (RV60).

Los laboratorios farmacéuticos realizan estudios para la elaboración de nuevos medicamentos, utilizando voluntarios para documentar los beneficios atacando alguna enfermedad, y los efectos secundarios. Separan a las personas en dos grupos. A un grupo le dan la nueva medicina que han fabricado, y al otro grupo le dan una píldora de placebo, una dosis exactamente igual a la que están investigando, de una sustancia que no es medicina, sino una pastilla de dulce, por poner un ejemplo.

Ninguna persona de los dos grupos tiene conocimiento de quién está tomando la medicina y quien toma el placebo. Lo curioso de muchos resultados es que, personas que han estado tomando placebo mejoran en su salud, únicamente por saber que están tomando medicina.

Esto nos lleva a meditar en la capacidad que tiene nuestra mente para influir en nuestro cuerpo, nuestro estado de ánimo, y la importancia de hablar fe a nuestro espíritu.

Viene a mi memoria una película que vi sobre la batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, que mostraba la forma en que el mensaje positivo y esperanzador de Winston Churchill, primer ministro de Gran Bretaña mantuvo viva la moral del pueblo y de las tropas en la crisis. Cuando los soldados volvieron a su tierra fueron recibidos como héroes, y ellos decían: “pero no hicimos nada, solo salimos vivos de ahí”, y alguien les respondió: “salir con vida es un acto heroico.”

Hay ocasiones en las que tu gran hazaña es mantenerte con vida, no es poca cosa. Respira, necesitas dedicar un tiempo para descansar, para renovar tu mente, sumergirte en la presencia del Dios vivo, quien te da nuevas energías cuando sientes que no puedes más, y te da nuevas ideas cuando piensas que no hay salida.

Proverbios 23: 7ª: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.” (RV60).

Tú eres lo que piensas, y eso es lo que proyectas. Tienes el poder de construirte o derribarte. De ti depende, de nadie más. Dios ya te equipó de todo lo que necesitas para construir la vida que deseas vivir, y te ha capacitado para salir avante ante cualquier circunstancia que la vida presente, te ha dotado de una fortaleza interna que sale a relucir cuando es amenazada tu seguridad, o la de tus seres amados.

Pon atención en lo que permites que llegue a tu mente, lo que lees, lo que escuchas, lo que ves, porque tus pensamientos son los propulsores que te llevan a donde tu pongas tu mirada.

Oremos: Amado Señor, estoy tan agradecida contigo por esta vida que me has permitido vivir, por la armadura de la fe que me protege de los dardos de mis pensamientos, y habla a mi espíritu de Tu grandeza y poder. Gracias por la salud, por mi familia, por esta maravillosa vida que vivo en Ti. Amén.