Un nuevo hogar

Sep 16, 2024 | Amor, Devocional, Mujer | 0 Comentarios

Una visión de fé (Series)

Apocalipsis 21:1-3: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.” (RV60).

Cuando nuestras vacaciones están cerca, estamos pensando en todo lo que haremos, a dónde iremos y anhelamos que esos días lleguen pronto para salir y estar en familia. ¿Verdad que es así?

¿Qué te viene a la mente cuando piensas en el cielo? ¿Anhelas ese día en que viviremos en paz, y en la presencia de nuestro Señor?

Así como anhelamos esas vacaciones, también anhelemos nuestra nueva morada, nuestro nuevo hogar. Que nuestro corazón se llene de gozo y hablemos de esto con todas las personas que no saben para donde van, esas personas que no tienen esperanza, que no lo han conocido, ni tienen conocimiento de lo nuevo que Dios tiene preparado para nosotras.

Es cierto que en este mundo tendremos aflicciones; pero su palabra nos dice que confiemos, que Él ya venció. Juan 16:33: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (RV60).

Aún en esas luchas diarias, por muy pequeñas que parezcan; que podamos pensar que aquí solo estamos de paso, que vamos a nuestro nuevo hogar que Papá nos está preparando para encontrarnos con Él, y que corramos a sus brazos, y Él enjugará toda lágrima. Apocalipsis 21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.” (RV60). Nos consolará y estaremos seguras. ALELUYA.

Él estará con nosotras, podremos sentir ese amor tan grande, sus manos pasando por nuestra cabeza diciendo, ya todo pasó hija mía, descansa, yo siempre estuve contigo, nunca te dejé. Cada problema, cada situación difícil fue para tu crecimiento y para que me conocieras y pudieras consolar a otros que pasaban por problemas.

Nuestro Padre Celestial nos ama como hijos a quienes compró con la sangre de su Hijo y está preparando un nuevo hogar donde estaremos tú y yo con Él. Espéralo con ansias, con gozo, que nada te detenga a seguir caminando. Todo esto es pasajero; pero nuestro nuevo hogar es verdadero, y viviremos en paz con Él en el cielo.

OREMOS: Señor, que no perdamos de vista que vamos a regresar a nuestro hogar y que todo esto que estamos pasando es pasajero, y que Tú nos estás esperando. Amén.

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