Las emociones (Series)
Es increíble como el ser humano, a través del tiempo, ha invertido esfuerzos por hallar la felicidad. Recuerdan la afamada película de Will Smith titulada ¿»En busca de la felicidad»? Esta película muestra cómo el ser humano busca evitar lasdificultades, con un final muy particular. El protagonista, al lograr un objetivo profesional y económico, dice: «esta pequeña parte de mi vida se llama felicidad».
Pero, ¿realmente esos momentos nos acercan a la felicidad? La verdad es que la felicidad y la alegría son emociones cercanas, pero no iguales, pues nosotros hemos vivido momentos en que nos divertimos, tenemos un logro o vemos los logros de nuestros allegados, lo que nos produce profunda alegría, pero no otorgan felicidad.
La alegría siempre será momentánea, y la felicidad es un sentimiento más duradero, puede llegar a ser permanente. Claro que el Padre quiere que tengamos alegrías, eso es indudable. Para ello solo es tener en cuenta lo que dice en 1ª Tesalonicenses 5: 16-18: «Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.» (NVI).
Dios nos pide que estemos alegres. Pero esa alegría no se encuentra en los restaurantes de moda, la ropa de marca o el celular de última generación. La alegría a la que se refiere el Señor es la que se produce cuando lo tenemos en nuestro corazón, ese gozo que nos permite mostrar en nuestro exterior que Cristo vive en nosotros. No quiero decir con esto que el tener algunas comodidades va en contra de la alegría que nos proporciona el Padre, pero lo real es que así tengamos aquellas cosas materiales, eso nunca llegará a compararse con la alegría que nos genera estar en los caminos de Dios.
A esta altura de la reflexión se estarán preguntando: ¿qué pasa con la felicidad? Pues amadas mujeres, lo más sorprendente es que la felicidad ya no se trata de momentos sino de un siempre, en el cual no solo seguimos a Cristo sino que desarrollamos atributos divinos, como la obediencia, la bondad, la honestidad, la gratitud, la humildad, el amor, la caridad y el perdón.
La biblia nos dice: «Felices son los íntegros, los que siguen las enseñanzas del Señor. 2 Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. No negocian con el mal y andan solo en los caminos del Señor.” Salmos 119:1-2 (NTV).
“¡Feliz es el que halla sabiduría y adquiere inteligencia!” Proverbios 3:13 (NBV).
“Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios.” Salmos 1:1 (DHH).
Entonces, la búsqueda de la felicidad está en seguir al Padre, obedecerlo en todo momento, adquirir su sabiduría e inteligencia y no seguir los consejos de quienes están alejados de Dios.
Finalmente, lograr la verdadera felicidad y que la alegría sea parte de nosotras es parte de ese propósito divino, por lo que las circunstancias que nos rodean no nos deben quitar momentos maravillosos y la comunión con nuestro Dios.
Evaluemos hoy nuestro corazón y miremos qué nos está impidiendo tener alegría y lograr nuestra felicidad. Si estamos dejando que las circunstancias nos dominen o si estamos poniendo en primer lugar las cosas del mundo. Todo esto nos llevará a que en nosotros esté presente la alegría y nos llenemos de la felicidad que Dios desea para nuestra vida. ¡Así sea!
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