Cómo Vivir En Armonía (Serie)
¿Quién de nosotras se ha enojado? Todas ¿verdad? En algún momento de nuestro diario vivir, nos enfrentamos a situaciones que, sin buscarlo, nos lleva a sentir enojo. Nuestras mejillas se tornan coloradas, pocos espacios para razonar, y sin pensarlo, reaccionamos de forma inesperada, negativamente. Este tipo de reacciones, inmediatamente nos roba la tranquilidad y; lamentablemente, por un pequeño o gran enojo mal manejado, nuestros impulsos se vuelven instrumentos dañinos para nuestro corazón y el de quien nos rodea.
Es indudable que manejar estas situaciones no es sencillo, pero es en estos momentos donde el Señor nos pide tener en nuestra vida amor y respeto hacia los demás, pues estos deben ser inherentes a nosotras. Aprender a respetar a los demás, incluso cuando no estamos de acuerdo con ellos, nos libera y cuida del resentimiento y de la amargura. Qué importante es aprender a mirar sin tener ira, resentimiento u odio en nosotras. Hoy, de forma sencilla, quiero animarte a evitar que el enojo se apodere de ti.
No se trata de que en nosotras no aparezcan esos instantes de ira o de enojo, sino de nuestra capacidad de dominar estos sentimientos, pues en últimas, es una emoción natural. Aprender con sabiduría a manejarlo, y no dejar que nuestra reacción sea destructiva para nosotras o para los demás; y mucho menos que se prolongue en el tiempo.
“La Palabra de Dios nos invita a no dejar que el sol se ponga sobre nuestro enojo y no dar lugar al diablo”. Efesios 4:26-27.
Hagamos una pausa corta antes de reaccionar para formular nuestra respuesta con mansedumbre y dominio propio. Vistámonos con la armadura de Dios, fortalecidas con Él y en Su poder, para que en esos momentos en que el enemigo quiera tomar el control, resistamos para no entrar en descontrol y estemos arraigadas en el dominio que Dios nos ayuda a fortalecer.
Nada más acertado sobre ese dominio de nuestras emociones que Proverbios 16: 32 (NVI): «Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades.» Y Proverbios 17: 14 (NVI): «Iniciar una pelea es romper una represa; vale más retirarse que comenzarla.”.
Entreguemos la ira y el enojo a Dios, y reemplacemos esos momentos con su paz que sobrepasa todo entendimiento. Podemos colorear nuestras mejillas, pero no dejar que nuestra ira dé fruto de odio y dolor hacia el futuro. Recuerden, fuimos creados a imagen y semejanza de nuestro Padre. Un Dios de amor para dar buen fruto en nosotras, como lo dice Gálatas 5: 22-23 (RV60): “22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Cómo Vivir En Armonía (Serie)
Cuando llega un nuevo día, y el sol apenas empieza a asomarse, cuando el silencio de la mañana se interrumpe con el canto de los pájaros, llega el momento perfecto para abrir nuestros ojos y conectar nuestro espíritu con la fuente divina: Dios. Ese breve instante en el nuevo día, es la oportunidad para nuestro primer pensamiento que no puede ser otro que el agradecimiento por ser parte del milagro de la vida y experimentar del amor, la gracia, y la misericordia de Dios.
¡Un nuevo despertar ha llegado! Cómo no agradecer tal maravilla: Salmo 118: 24 (RV60): «Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en Él”.
Cada día, al abrir una vez más nuestros ojos, el Señor nos hace sentir que ha hecho este día para nosotras. Lamentaciones 3:22-23 (NVI): «Por el gran amor del Señor no somos consumidos pues sus misericordias nunca terminan. Son nuevas cada mañana: grande es tu fidelidad”.
Hoy sea un recordatorio de que cada amanecer es una muestra de la fidelidad de Dios y que Él estará siempre para guiar nuestro camino con Su amor. Salmo 143: 8 (NVI): «Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.»
Sí, es verdad, a veces nuestro despertar es abrumado por las dificultades o las preocupaciones; pero, no te dejes robar la posibilidad de sentir que cada mañana con Dios es un nuevo comenzar, y una nueva oportunidad para hacer frente a las dificultades y recibir fortaleza.
Recuerden, no es sólo un hábito, es una poderosa estrategia para dar inicio a nuestro día. Siempre será la mejor manera de recibir un nuevo día con gozo y alegría, sin temor y con gran valentía. Nada como iniciar esa mañana con armonía y cumplir nuestra jornada como debe ser: bajo la bendición de Dios. Nos dice el Señor en Isaías 41:10 (NVI): “Así que no temas, porque yo estoy contigo: no desmayes, yo soy tú Dios; yo te fortaleceré, y te ayudaré, te sustentaré con la diestra de mi Justicia”.
Mi invitación es a que tú despertar y tú primer pensamiento sean para Dios, con ese espíritu de agradecimiento y confianza de entregarle cada día al que todo lo puede.




0 comentarios