Cómo Vivir En Armonía (Serie)
Puede suceder, que en el diario caminar de nuestra vida, sintamos que llevamos encima un gran «peso»; no por factores físicos, sino por la acumulación de estrés, preocupaciones o experiencias dolorosas del pasado que, como un ancla, nos aferra en un lugar o situación, y nos detiene. Pesadez que se instala en nuestra espalda en forma de una maleta pesada.
Lo absolutamente increíble es que, a pesar de la sobrecarga, seguimos llevándola a todo lugar, sin tener control sobre ella; y por consiguiente, nos genera un cansancio y falta de fuerza.
No puedo imaginar cómo sería si una golondrina, cada vez que tiene que migrar en épocas de invierno, tuviera que cargar su nido en sus largos viajes por el temor de no encontrar en su nueva residencia, con qué construir uno nuevo. La conclusión sería que ese gran peso le impediría volar, y se quedaría sin alimento en invierno; sería su fin. Ella, a pesar de lo que significa ese nido, y el esfuerzo que implicó construirlo, siempre lo deja atrás.
Así deben ser las cargas, sometidas a una decisión de soltar, de aceptar un cambio. Sin aferrarnos a situaciones, personas o tiempos pasados que no nos permitan avanzar y disfrutar de un presente más liviano y tranquilo. No se trata de borrar, porque esas vivencias nos acompañarán en nuestra mente, pero solamente como un recuerdo o una enseñanza. Deberíamos verlas de manera diferente, a que sigan siendo nuestra razón de vida. Es detenernos en nuestra vida, y revisar qué llevamos en ella, para dejarlo de una vez por todas.
Esas cosas que nos están generando cargas, y que las traemos del pasado, impiden que podamos tener un presente diferente y relacionado con Dios. Isaías 43: 18- 19 (NVI) nos indica: «Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado.”.
Estas y muchas otras cosas hacen un gran peso en nuestra espalda. No es fácil soltarlas, pero te aseguro que, si eliges tu presente, y futuro liviano, encontrarás en Dios la forma de despojarte para avanzar y seguir adelante hacia tu meta. Mateo 11: 28 (NVI) dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso”.

Cómo Vivir En Armonía (Serie)
Cuando llega un nuevo día, y el sol apenas empieza a asomarse, cuando el silencio de la mañana se interrumpe con el canto de los pájaros, llega el momento perfecto para abrir nuestros ojos y conectar nuestro espíritu con la fuente divina: Dios. Ese breve instante en el nuevo día, es la oportunidad para nuestro primer pensamiento que no puede ser otro que el agradecimiento por ser parte del milagro de la vida y experimentar del amor, la gracia, y la misericordia de Dios.
¡Un nuevo despertar ha llegado! Cómo no agradecer tal maravilla: Salmo 118: 24 (RV60): «Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en Él”.
Cada día, al abrir una vez más nuestros ojos, el Señor nos hace sentir que ha hecho este día para nosotras. Lamentaciones 3:22-23 (NVI): «Por el gran amor del Señor no somos consumidos pues sus misericordias nunca terminan. Son nuevas cada mañana: grande es tu fidelidad”.
Hoy sea un recordatorio de que cada amanecer es una muestra de la fidelidad de Dios y que Él estará siempre para guiar nuestro camino con Su amor. Salmo 143: 8 (NVI): «Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.»
Sí, es verdad, a veces nuestro despertar es abrumado por las dificultades o las preocupaciones; pero, no te dejes robar la posibilidad de sentir que cada mañana con Dios es un nuevo comenzar, y una nueva oportunidad para hacer frente a las dificultades y recibir fortaleza.
Recuerden, no es sólo un hábito, es una poderosa estrategia para dar inicio a nuestro día. Siempre será la mejor manera de recibir un nuevo día con gozo y alegría, sin temor y con gran valentía. Nada como iniciar esa mañana con armonía y cumplir nuestra jornada como debe ser: bajo la bendición de Dios. Nos dice el Señor en Isaías 41:10 (NVI): “Así que no temas, porque yo estoy contigo: no desmayes, yo soy tú Dios; yo te fortaleceré, y te ayudaré, te sustentaré con la diestra de mi Justicia”.
Mi invitación es a que tú despertar y tú primer pensamiento sean para Dios, con ese espíritu de agradecimiento y confianza de entregarle cada día al que todo lo puede.




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