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Ene 3, 2024 | Amor, Devocional, Mujer | 1 Comentario

Tengo la bendición de vivir en el campo, con mis hijos, en una granja en las afueras de Bogotá, Colombia. La ubicación es propensa para un frío que empieza a cernir desde el final de la tarde hasta la noche. Con el fin de mitigarlo y poner la casa en un ambiente confortable encendemos la chimenea. Para encenderla, debemos primero colocar unas maderas delgadas, o unos chamizos secos, y poco a poco vamos agregando maderas más gruesas, para que el fuego se mantenga.

También he notado, que cuando ese fuego se va extinguiendo, hay que seguirlo alimentando para mantener la llama encendida. Es así como Dios nos reta a que en este 2024, mantengamos nuestra relación con Él, fuego continuo, altar familiar de adoración, y de sacrificio, dejando lo superficial y cuidando a nuestra familia. Que nuestros hijos, esposo, nietos, y nuestra familia extendida, sean atraídos por el fuego del Espíritu Santo que da confort, que transforma, y da vida.  Vayamos al altar de Dios, despojándonos de todo lo que nos distrae, entreguemos toda frustración, toda angustia, toda desolación y creyendo con fe en las promesas que el Señor nos ha entregado.

Veamos la historia de Obed-edom geteo, quien recibió el arca de Jehová, por orden del Rey David, y dice la palabra de Dios en 2ª de Samuel 6:10-11 (NTV):  “Por lo tanto, David decidió no trasladar el arca del SEÑOR a la ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom, en Gad. El arca del SEÑOR permaneció en la casa Obed-edom por tres meses, y el SEÑOR bendijo a Obed-edom y a los de su casa.”  Aquí encontramos ese secreto poderoso de la casa de Obed, obedeció, disfrutó y amó la presencia del Arca de Jehová. Honró su estadía y su familia fue transformada por la presencia de Dios en su casa.  

¿Cuál es el reto para este 2024? abrir lugar para la presencia del Señor Jesús, para proclamar un año lleno de la presencia del Espíritu Santo en nuestro hogar. Abramos camino para nuestras generaciones, llenas de la presencia de Dios y amemos disfrutar de su dirección y compañía.

Oremos juntas:

Señor Jesús gracias por hablar a nuestros corazones y prepararnos para que tu presencia no nos falte todos los días de nuestras vidas. Gracias Espíritu Santo, sin Ti es imposible permanecer. En tu nombre lo pido al Padre, amén.

 

 

 

 

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1 Comentario

  1. Glorua Prieto

    Gracias por esta excelente enseñanza y por tu ejemplo de vida

    Responder

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