Mateo 26:40-41: “Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (RV60).

¿Cuántas veces hemos sentido que ya no queremos seguir peleando esta batalla que nos ha dejado sin fuerzas? O que hemos fallado tantas veces que ya no queremos seguir. Pero en estos pasajes vemos a Jesús orando y velando porque se sentía triste y angustiado en gran manera. Mateo 26:37-38: “Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” (RV60). El mandato para sus discípulos es velar con Él, para poder resistir ese momento difícil que está por pasar, dar su vida por usted y por mí haciéndose pecado, sin ser pecador y luchar contra las tinieblas del mal.

Jesús se postra y ora pidiendo a su Padre que se haga su voluntad. Si estás teniendo luchas para no volver atrás, para no fallar, levántate, vela y ora para no caer en tentación.

Solamente velando y orando vamos a superar la adversidad, pues nuestra fe aumentará. Vemos que 3 veces Jesús pidió a sus discípulos que le ayudaran a orar y velar, y las tres veces los encontró durmiendo mientras Él hablaba con su Padre para recibir fuerzas para el momento de la prueba.

Qué ejemplo más lindo nos da Jesús para que no cedamos a las tentaciones, sino que recibamos fuerzas.

Que en estos momentos podamos entender que es Jesús que nos está llamando a despertarnos de madrugada para que no caigamos en tentación y podamos salir en victoria de esa prueba.

En Salmos 91:11-12 “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. (RV60). Así nos pasará nuestro Padre en el momento de la tentación o de la prueba.

Dios está presente y activo a esas horas de la noche, aun cuando las tinieblas puedan estar presentes, Dios mandará a sus ángeles que nos guarden. No dudes en levantarte de madrugada a orar para recibir fuerzas y dirección. Es una preciosa oportunidad de escuchar la voz de Dios.

Oremos: Gracias Señor por las veces que me has despertado y he sido obediente a tu voz de levantarme de madrugada a orar. Amén.