¿Limitantes o Propulsores? (Serie)
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24 (RV60).
He entendido que las pruebas y desiertos que nos toca atravesar tienen el propósito de ser escaneados por Dios, esos sentimientos que alberga nuestro corazón, en nuestra naturaleza humana, emociones y apegos que pensamos haber superado ya; y, sin embargo, cuando llega la adversidad, nos damos cuenta de que aún nos falta trabajar algunas áreas.
Hace algunos días sentí un gran temor, sentí amenazada mi estabilidad financiera y la de mi familia. Los ejecutivos de la empresa donde trabajaba mi esposo decidieron retirarlo después de más de 20 años de servicio, y a pesar de que yo pensaba que para mí el dinero ya no era un ídolo, fui confrontada con la realidad de que aún quedaban vestigios. Me dolió mucho sentirme así, incluso sentí pena con mi Papá (Dios), porque pensé que algo así, como en este “nivel espiritual”, en el que supuestamente estoy, y aún tengo al dios “dinero” en mi vida, no lo puedo creer, y a pesar de todo lo que Dios ha hecho conmigo, y con mi familia ¿estoy desconfiando de Sus planes?
Esas dos semanas en las que me sentí devastada fueron necesarias para que Dios me mostrara que aún quedan rezagos del ídolo “dinero” en mi vida, a pesar de que yo pensaba que ya lo había erradicado. Al ponerme esta prueba, Él me escaneo y me dejó ver que debo trabajar mucho más mi confianza en Él, entender que Él es mi proveedor y depender 100% de Dios como el Proveedor, Dueño, Rey y Salvador de mi vida y de la de mi familia y no poner en su lugar a nada ni a nadie.
Gracias Señor porque en tiempos de prueba nos dejas ver cosas que no hemos evidenciado, y que aún están ocultas en nuestro corazón. Gracias por la prueba, decido vivirla con gozo y plenitud sabiendo que Tú tienes el control y que todo está en tus preciosos planes para mi vida y la de mi familia. Sé Tú Señor, el único al que podamos adorar y tener como Dios en nuestra vida. Gracias porque Tú eres un Padre perdonador que nos ama, borra nuestras faltas, y nos permite empezar de nuevo. Te amo Papá.
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